Los unía la pasión, esa herramienta de trabajo imprescindible para cualquier obra de arte. El flaco y siempre nervioso Stravinski difícilmente podría considerarse guapo, pero el talento del Ígor el Grande, según lo nombraron contemporáneos, sus audaces experimentos musicales, el dominio de la técnica y las tramas inusuales de sus obras cautivaban la atención de las mujeres. La inigualable Coco Chanel, creadora de tendencias, rebelde y esteta, nunca hacía bocetos en papel, creaba inmediatamente sobre modelos, al igual que Stravinski, que siempre improvisaba delante del piano buscando nuevos motivos. Su encuentro determinó en gran medida el desarrollo de la moda y la música en el siglo XX.
El 11 de abril a las 18:00 os invitamos a la conferencia en línea “Ígor Stravinski y Coco Chanel”, durante la cual descubriremos una de las historias de amor más misteriosas del siglo XX. La conferencia será impartida por el profesor Vidmantas Silyunas, doctor en Historia del Arte y Artista de Honor de la Federación de Rusia, Jefe del Departamento de la Escuela-Estudio MKHAT (Teatro de Arte de Moscú), y caballero de la Orden del Mérito Civil.
Coco Chanel vio a Ígor Stravinski por primera vez en 1913 durante el estreno de su ballet “La consagración de la primavera” en el Théâtre des Champs Elysées de París. El público francés refinado y burgués resultó no estar preparado para tales experimentos musicales. La actuación fue interrumpida y el propio compositor tuvo que huir del teatro para no escuchar el silbido de la audiencia y las bocinas indignadas de los coches. Chanel, que realmente quería conocer al genio de la lejana Rusia, no logró hacerlo el día del debut fallido de su nuevo ballet.
Su encuentro tuvo lugar solo en los años veinte, cuando Francia experimentaba un verdadero “boom ruso”. La música de Stravinski comenzó a ser comprendida y aceptada: cada vez más, se oía que el compositor era un nuevo “genio contemporáneo”. A pesar de esto, Stravinski tenía dificultades financieras y Coco le invitó con la familia a su villa cerca de París, donde los Stravinski pasaron dos años.
Stravinski y Chanel nunca reconocieron ni negaron públicamente su relación. Unos dicen que estos dos grandes artistas no tuvieron una sola oportunidad para no seguir siendo únicamente amigos, viviendo bajo el mismo techo. Según otra versión, Coco Chanel no respondió a los sentimientos de Stravinski y siguieron siendo solo amigos. En el contexto de este misterioso secreto, cubierto con un velo fantasmal, Coco creó su propia fragancia única “Chanel No. 5”, el “perfume de mujer que huele a mujer”, como la nombró la propia creadora.
Desde Francia, Stravinski y su familia se mudaron a los Estados Unidos, donde murió su esposa enferma de tuberculosis, y luego su madre y su hija. El compositor se volvió a casar, pero no con Coco, sino con la actriz y artista Vera Sudeikina, con quien vivió durante más de 30 años. Coco Chanel no se casó nunca.
En 2014, se erigió un monumento a Ígor Stravinski, realizado por escultores rusos, en la ciudad suiza de Montreux, a orillas del lago de Ginebra. El monumento representa al compositor dirigiendo con la mano derecha levantada. Prestando atención, de cerca, se puede descubrir cómo entre los pliegues de la ropa del gran innovador se asoma el bonito rostro de Coco Chanel.
El encuentro se realizará en línea, en ruso, con la traducción simultánea al español.
Participación gratuita con inscripción previa.