Alexander Blok y Andréi Bely tenían mucho en común. Ambos nacieron en el otoño de 1880, ambos estaban obsesionados con pasión por la poesía y enamorados de Lyubov Mendeleeva, la hija del famoso químico y creador del sistema periódico de los elementos.

El 6 de junio a las 18 horas os invitamos a participar en la conferencia en línea “Lyubov Mendeleeva, Aleksandr Blok, Andréi Bely: los mitos y las certezas con “La esposa vestida de sol”, que se llevará a cabo dentro del ciclo de conferencias “La historia de un amor”. La autora y presentadora Anna Silyunas es crítica de teatro, historiadora de arte y directora de la fundación cultural “Casa de Rusia en Barcelona”.

Lyubov Mendeleeva conocía a Alexander Blok desde la infancia; las casas de sus familias, situadas no tan lejos de Moscú -en Shakhmatovo y Boblovo- se encontraban cerca una de la otra. Los jóvenes se hicieron cercanos durante los ensayos de “Hamlet” en un teatro amateur: el futuro poeta fue el príncipe y Lyubov Dmitrievna interpretó el papel de Ofelia.

El naciente sentimiento del primer amor asustaba y deleitaba a la joven. Después de todo, ella era una colegiala con cabello dorado, la hija de un profesor estricto e inexpugnable, y entonces ni siquiera pensaba en casarse. Blok, que aún no era el ídolo de millones en aquel momento, dedicará su famoso poema “La desconocida” y otros “Poemas de la Bella Dama” a Lyubov Dmitrievna, más tarde. Se casaron en 1903 y después de la boda, entre los amigos de Blok, surgió un culto de Lyubov Dmitrievna: la trataban como un ser sublime, puro, inmaculado, absolutamente ajeno a las pasiones terrenales. Esta deificación agobiaba a la joven esposa, provocaba incomprensión y desesperación: "No hay necesidad de besar mis pies y vestidos literalmente —  besa los labios, como yo quiero besar, de verdad y con pasión".

Mucho más atento a ella fue el poeta Andréi Bely. La imagen de la bella dama no le impidió descubrir en Lyubov Dmitrievna a una mujer terrenal y ofrecerle su cercanía. Y Mendeleeva lo aceptó, pero no pudo engañar a su esposo y le contó todo. A lo que Block respondió: "Bueno, me alegro". E invitó a su esposa a decidir por sí misma con quién quería estar.