Las relaciones románticas de la gente común viven solo en sus recuerdos, mientras que los amores de los poetas más brillantes ganan inmortalidad en la historia de la literatura, en sus cartas y poemas.

El 15 de junio a las 18 horas os invitamos a participar en la conferencia en línea “Marina Tsvetáeva, Sergei Efron, Sofía Parnok: “Ama a otra. No, a otros. No, a todos”, que se llevará a cabo dentro del ciclo de conferencias “La historia de un amor”. La autora y presentadora Anna Silyunas es crítica de teatro, historiadora de arte y directora de la fundación cultural “Casa de Rusia en Barcelona”.

Marina Tsvetáeva se enamoraba apasionadamente y dolorosamente de hombres y mujeres que existían en la realidad o solo en su imaginación. Un héroe literario también podía convertirse para ella en objeto de pasión. A Evgeniy Onegin y Tatiana, los protagonistas de la inmortal novela en verso de Alexander Pushkin, Tsvetáeva dedicó un pasaje completo en su obra “Mi Pushkin”, un ensayo histórico y literario y una declaración de amor al gran poeta ruso.

La crítica literaria y conocida poetisa de su época, Sofía Parnok, fue la primera en la historia de la literatura rusa en declarar el derecho de la mujer al amor extraordinario. Parnok tenía veintinueve años y Tsvetaeva solo veintidós cuando se conocieron y se enamoraron a primera vista. Marina estaba casada con Sergei Efron, el hombre al que amaba, y juntos estaban criando a su hija Ariadna. Efron fue paciente y comprensivo con los enamoramientos de su esposa que surgían a lo largo del matrimonio y siempre esperaba caballerosamente su regreso.

La relación de las poetisas duró un año y medio y terminó dramáticamente. Después de su separación, Tsvetáeva no quería saber nada de su ex amante y afirmaba que fue “el primer desastre en su vida”. Parnok guardaba una fotografía de la joven Marina en su mesita de noche por el resto de su vida.

La vida de Tsvetáeva, difícil, dramática, llena de búsquedas y pérdidas, terminó trágicamente: se ahorcó en la misma cuerda que le dio Boris Pasternak, mientras le ayudaba a atar las cosas antes de su evacuación. “Mira qué fuerte, hasta se podría ahorcar uno con esta cuerda, ¡definitivamente será útil en casa!”. El poeta no sabía que sus palabras serían proféticas. El legado de Marina Tsvietáieva -diecisiete poemas, ocho obras de teatro, cincuenta obras en prosa, más de ochocientos poemas y unas mil cartas- se convierten en textos muy especiales para todos los que se relacionan con su vida y sus manuscritos.